Seattle, por siempre Julio Rodríguez

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No voy a empezar con un cuento de hadas. La vida no siempre es así. Quiero empezar con algo real. Comencemos con la historia de 0 contra 5.

A principios de la temporada pasada jugamos en casa contra el Rangers. Eso fue en abril. Hice mi debut en la MLB hace dos semanas, uno de los mejores días de mi vida y algo que pude celebrar con toda mi familia. Estaba instalado en el mundo de las grandes ligas, absorto en todo. Todo estuvo bien, ¿sabes? Pero este juego, hombre, te digo… lo pienso mucho. Comencé con cuatro golpes y en mi último juego al bate hice contacto con la pelota por primera vez esa noche. Estaba enojado con ese revoltijo. Giré fuerte. Golpeó una línea de transmisión en el espacio central izquierdo. Estaba volando por debajo de la línea de base. Triple o dentro del parque seguro, Yo creí. Luego vi a Adolis García atrapar a Superman por robarme. Perdimos 8-6. Estaba 0 de 5. Cuatro Kansas. bateo 136 en 12 juegos.

Entendí que era abril. Sabía que era un principiante. Lo tengo. Pero una cosa es escuchar a la gente decir eso y otra muy distinta creerlo. Gustos realmente caridad. No me pareció demasiado temprano. He estado esperando esta oportunidad toda mi vida. Como estaba golpeando pelotas de tenis, mi papá ahorró dinero para volver a la República Dominicana. Desde que juego con Hot Wheels en el suelo. Desde que me hago pasar por Ichiro en Loma de Cabrera. no fue temprano a mi. Llegó justo a tiempo. Y quería dárselo a la gente de Seattle. Quería mostrarles quién podía ser.

No voy a empezar con un cuento de hadas. La vida no siempre es así.

julio rodriguez

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